lunes, 5 de marzo de 2012

Perfecto

Año dos mil doce, mes de marzo, madrugada del día seis exactamente: corrientes de positivismo, sueños y ganas de vivir me inundan. Quizá parezca una tontería plasmar esto aquí, pero sé que cuando me sienta mal y lo lea me daré cuenta de que también sé ser positiva y tener ganas y sueños.
Contándome un amigo uno de los viajes que hizo "en su pasado más cercano", me doy cuenta de que lo envido. Sí, pero es envidia buena. Me encantaría coger una moto o, mejor, un coche (dado que de motos no tengo ni un miserable conocimiento) e irme a ver mundo. Sola o en compañía, no me importaría la manera. Lo que me importaría sería el fin de ese viaje: conocer lugares, gente; conocerme a mí misma. Sería algo que me haría feliz, lo sé. Se trata de un sentimiento indescriptible para mí... Hacer miles de fotos hasta en los lugares más recónditos, ver miles de imágenes que jamás se me olvidarían, meditar y darme cuenta de los numerosos placeres que tiene la vida, tener tiempo de echar de menos a mucha gente. Algo así como la típica aventura hippy en la que coges lo imprescindible y te vas a ver mundo sin que nada te importe. Sí, así sería. Sé que quiero hacer uno de esos viajes, sé que lo necesito y también sé que, con un poco de suerte, llegará el día en que lo haga. Y así me doy cuenta de que tengo ilusiones y ganas de hacer muchísimas cosas a lo largo de mi vida; quiero vivirla de la manera que a mí me guste, de la manera que me haga feliz. Este sería un buen punto a favor para sentirme bien. Este es un sueño que recobra fuerza el día de hoy: en el año dos mil doce, en la madrugada del seis de marzo.

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