martes, 22 de noviembre de 2011

Alguien que diga Avísame...

¿Alguna vez habéis sentido que estáis solos entre un sinfín de personas? ¿Habéis tenido una sensación de asfixia incluso estando en un lugar inmenso y abierto? Es muy normal cuando hay algo que te oprime brutalmente el pecho... exactamente la zona izquierda.
En los momentos de flojedad es cuando más solo puedes llegar a sentirte y cuando más necesitas la comprensión y la ayuda de alguien que sea capaz de tenderte su mano... Esa mano te servirá de sujeción e irá acompañada por un hombro con el que contarás siempre que no aguantes más la necesidad de llorar... 
Pero hallar a alguien así no es fácil... Cualquiera no es capaz de realizar esta ardua tarea... Por eso cuesta tanto encontrar ese apoyo para los peores momentos.
Cuando todo se tiñe de un color negro tan intenso como el negro de la noche más oscura, no somos capaces de ver una salida por la que escapar. Y es que hay veces en las que todo se derrumba de tal manera que piensas que cualquier esfuerzo por salir del bache será en vano. Y ahí es cuando cobran fuerza esas pesadillas en las que intentas gritar con todas tus fuerzas, mas no sale de ti ni un leve sonido... Nada. Eres incapaz de gritar. Algo así como invisible: nadie te escucha, nadie te ve... 
Y acto seguido despiertas con un grito contenido en la garganta y te das cuenta de que a lo mejor ese grito no salió porque tú no quisiste, porque no pudiste pronunciarlo o porque, simplemente, no había nadie que realmente te fuera a escuchar gritar.
Cuando por fin se encuentra a esa persona nunca se le quiere dejar escapar porque ayuda a apaciguar tus males y es capaz de entenderte y hacer que sientas algo parecido a la paz interior que tanto anhelabas. 


"Si hace falta ahí estaré, sin hacer preguntas ,
no debes preocuparte.
Si hace falta buscaré infinitas formas de ayudarte;
que reconstruir pilares caidos no es tarea fácil
y que has de ir poco a poco
para nunca llegar a ver el puente hundido. "

jueves, 17 de noviembre de 2011

A mis sueños nadie les pondrá cadenas...

Es ese mundo donde no existen límites, donde todo es posible y nada parece extraño...
Es el lugar en el que se proyectan nuestros deseos, nuestros miedos... En el que los imposibles no tienen cabida.
Es nuestro, sólo nuestro y de nadie más... Tan íntimo y tan personal...
En él podemos dejarnos llevar sin pensar en nada porque, simplemente, no necesitamos pensar...
Y es que, ya sea con los ojos abiertos o con los ojos cerrados, el mundo de los sueños es fascinante, único y maravillosamente liberador...
Lo que daría por vivir siempre en él y dejar los viajes que siempre tienen retorno...

lunes, 7 de noviembre de 2011

A la baja...

Quizá sea el frío, que ya comienza a acompañar en estos días... O las noches, que cada vez nos invaden antes...Quizá sea el sol, que deja de iluminarnos antes de lo debido... O quizá, simplemente, sea yo...
Y es el momento en el que ver el vaso medio lleno es un imposible y verlo medio vacío es una realidad...
Se me han agotado los colores... A lo mejor dejé mi paleta demasiado tiempo a la intemperie y se secaron... Será por eso que veo todo en blanco y negro.
El tiempo pasa, pasa y pasa... pero no hay nada especial que me haga marcar una pausa en él, una pausa que pueda darme algo... ese algo que busco y que ni sé lo qué es. Tal vez sólo sea calma lo que necesito y mi mayor suerte sería la típica historia de la isla desierta con tres cosas más... O  tal vez echar a andar hacia ningún lugar me hiciese encontrarme conmigo misma... Eso estaría bien.
Pero si hay algo que me ayudaría a levantarme sería olvidarme de pensar... Olvidarme de todo por un tiempo. Olvidar las tonterías de las que me arrepiento, las cosas que me duelen.. Todo. Caras, lugares, palabras, miradas... Ese momento en el que... Esa persona a la que... Joder! Qué desaparezcan ya!
Que se apacigüen mis miedos, mis temores, que se calme esto que tengo por dentro y que no sé ni qué lo provoca...
 Que me deje a un lado el tiempo tan sólo para poder pensar y descubrir que luchar merece la pena...

sábado, 5 de noviembre de 2011

La infancia, ese reino donde nadie muere...

Recuerdo días en los que comprarme una bolsa de gusanitos era lo más grande para mí, en los que hacer un dibujo con colores suponía un gran logro (algo así como una gran obra de arte), en los que había excursión y sentarse en los últimos asientos del autobús significaba ser toda una mayor... Días en los que si llovía no me estropeaba ningún plan pues podía pasarme el día viendo dibus, en los que abrir una bolsa de tazos y que me saliera mi pokemon favorito era motivo de fiesta, en los que no cabían pensamientos serios en mi cabeza...
Días en los que las preguntas no eran tan persistentes como ahora, en los que comerme un gran plato de pasta era como llevarme a la boca el manjar más exquisito conocido por el mundo entero, en los que la imaginación me hacía hablar con un par de muñecas rubias (esas Barbies perfectas que siempre eran monísimas).
Pero llegó el día, no sé muy bien cuando fue, en el que todo dio un giro de 360 grados... Ahí vi que había cosas mejores que una bolsa de gusanitos, que las Barbies tan sólo eran eso: muñecas; que había a mi alrededor muchas cosas que podían hacerme más feliz que un plato de pasta lleno hasta rebosar.
Y poco a poco fueron llegando días en los que los infantilismos perdían su cabida e iban llegando esos pensamientos que, hoy día, siguen rondando mi cabeza. Supe por fin que un motivo de felicidad es tener amigos a los que puedes escuchar decir "te quiero"y sentirte bien porque sabes que eso es cierto; que besar a alguien con los ojos bien cerrados es algo maravillosamente delicioso (no tiene comparación con los gusanitos)... Supe también que sentir ese dolor de estómago llamado amor no era algo tan lindo como me hacían pensar las películas Disney pero también aprendí que ese dolor de estómago traía consigo otros muchos dolores... Comprendí que un libro no era sólo papel lleno de letras sino una puerta hacia la imaginación y el mundo de los sueños,y que una canción era mucho más que una simple melodía acompañada de una voz... Comprendí que eso a lo que los mayores llamaban alcohol y que tan dañino era (según ellos) a veces es la puerta de escape en muchas situaciones... Entendí que ser mejor no era ser el o la más guapo/a sino tener a las mejores personas a tu lado y saber que es querer a alguien de verdad, además de comprender qué significan las palabras amistad, familia, ayuda...
Y es al caer de esa nube llamada infancia cuando realmente me llevé un gran tortazo... Pude comprender que hay muchas más cosas que duelen además de caerte de la bici (algo que me pasó innumerables veces cuando aprendía a montar)... Comprobé que perder a personas a las que quieres es lo peor que puede pasar, que escuchar algunas palabras es algo más dañino que cualquier caída con el patinete, que enamorarte de quien no debes nunca saldrá bien, que no todos los amigos son amigos y que si quieres seguir adelante has de ser fuerte...
Y es que hay tantas cosas en mi vida que cambiaría y otras tantas que haría inmunes para nunca poderlas cambiar... Pero hoy me apetecía mirar hacia atrás y ver a la niña que jugaba feliz sin pensar en el porqué de lo que le pasaba y que reía mientras pensaba en cómo sería de mayor... Hoy quiero ser esa niña.

"LA INFANCIA NO VA DE UNA EDAD CONCRETA A OTRA.
EL NIÑO CRECE Y ABANDONA LOS INFANTILISMOS.
LA INFANCIA ES EL REINO DONDE NADIE MUERE."
                     (De Edna St. Vincent Millay)

jueves, 3 de noviembre de 2011

Esas metas imposibles...

Siempre habrá personas que escojan la vía fácil, el método más sencillo o, simplemente, menos doloroso. Y esto se percibe en muchos aspectos que son fundamentales a la hora de cimentar, poner unos pilares sólidos y finalizar con una techumbre que, más o menos, te proteja del frío y la lluvia.
Estas personas no siempre consiguen una estructura fuerte que los proteja de vientos y tempestades pues, inconscientemente, se lanzan al abismo una y otra vez sin darse cuenta de lo que ello supone.
No pueden conformarse con una persona sino que quieren a esa persona, no son capaces de negarse a cuestionar el porqué de las cosas, se niegan a tomar el camino llano si vislumbran un terreno rocoso y lleno de montañas, y, muchas veces, son incapaces de olvidar lo que por dentro tanto desean borrar.
Saben que ese algo nunca lo conseguirán pero, aún así, sueñan con alcanzarlo... Pero esto no significa que siempre luchen por eso: a veces, tan sólo se resignan a verlo pasar de lejos... Y entre fríos pensamientos les surgen miles de preguntas: “¿Por qué escogí el camino de la catarata si había otro con un pobre riachuelo, sin profundidad alguna y con una orilla visible desde el otro lado?”... “¿Por qué pasé por el aro más pequeño habiendo un gran aro que me permitía el paso sin obstáculos?”... “¿Por qué me empeño en dañarme una y otra vez aun siendo consciente de mi inservible terqueo?”... Bueno,ya he dicho con anterioridad que este tipo de personas lo cuestionan todo...
No son precisamente las que tienen el corazón más lozano pues ellas mismas se encargan de enfermarlo una y otra vez... Pero siguen adelante, mas saben que nada conseguirán... Sí, triste... pero es así.
Yo sé que si ahora mismo me pusieran dos carteles “DO NOT ENTER” y “FREE PASSAGE”... escogería sin dudarlo el primero... A lo mejor no lograría llegar al otro lado pero tendría la conformidad de haber sido yo.
No sé, quizás yo sea una de esas personas difíciles...